5.3.09

Chiquitas


Escribir.- La necesidad de satisfacer algo que puede ser la pura vanidad de uno. Y sin embargo la plenitud siempre fue para mí de a dos y efímera. Por cierto, fuera de la cursilería de rigor, el amor normalmente me alejó de la escritura. Pero la insatisfacción se las arregla para volver...

Un amor.- Idealista e ingenua en su afán por controlar y planificar. Hiperactiva y siempre enrollada en supuestas carencias afectivas y desarraigos propios de una vida expatriada. Fuimos felices hasta que me faltó el relajo y quise escribir. Conservo el cariño y creo que cierta disciplina.
Otro amor.- Otra que escribe. Va (o se queda) a la deriva, entre sus impulsos y deseos. Luego la paralizan complejos y depresiones. Sospecho que en el vacío encuentra que la traición tiene sentido. Quise ser cómplice y por supuesto me tocó ser víctima. Espíritu deportivo es lo que toca.
Felicidad.- Siempre habrá una razón para sufrir, no importa lo que digan las iglesias evangélicas, las hadas, el cine o los libros de autoayuda. Y siempre habrá una razón nueva y más poderosa o más atractiva para sufrir. Comprenderlo ayuda a pasarla sin dramatizar más de la cuenta.

Destinos.- En la disyuntiva entre quedarse o ir, normalmente aposté por ir. Impulsiva y atorrantemente, lo reconozco. Pero me gusta pensar que siempre la decisión fue prueba de intuición, autonomía y honesto espíritu aventurero. A veces se pierde pero nunca me arrepentí.

Distancias.- Objetivas y subjetivas, espaciales y temporales, reales e imaginarias, voluntarias y espontáneas, etcétera. Las distancias que importan son las que pudiendo salvarse no se salvan. E importan por las razones de esa incapacidad, más que por la distancia.

Esperanzas.- No creo que el mundo pueda o necesite ser salvado. Y sin embargo me simpatizan quienes quieren salvarlo. Como el Quijote o como Cristo. Pensándolo mejor, creo que en realidad los que me simpatizan son los que en el fondo saben que no se van a salvar y lo asumen con atorrancia.

Aburrimiento.- En primer lugar encuentro aburridos los difuerzos y las multitudes. Dicho esto, creo que soy un buen solitario: mi pared y mi techo no son aburridos. He empezado a encontrar aburridos los libros, una preocupante mayoría de libros. Y he empezado a encontrar aburrido este blog.

Egoísmo.- En casos como estos, en los que se pretende explicar conductas y actitudes con palabras y argumentos verosímiles, pienso que escribir, más que un intento por abrir compartimentos, puede ser testimonio, justificación y reafirmación de la negada autosuficiencia.

Final.- Nada dura para siempre. La parte difícil del final es la de la espera final, valga la redudancia. También hay diversos tipos de final: a mi me gustan los finales rápidos. Oi una vez la historia de alguien que a los 25 decidió suicidarse a los 60, se atuvo a eso y tuvo una gran vida…