16.11.09

Señales de humo (espejismos)

Hay una imagen en el espejo que hoy se me hace vieja, y no estoy seguro que sea mi reflejo. Es como las nubes que todavía trato de arañar: una visión de otro tiempo.
Entonces escribo en un papel algo sobre camisas ajenas que se me siguen deshilachando por la espalda: cómo no darme por aludido.
Y francamente no sé de qué estoy hablando. Se me ocurre que de reacciones e ilusiones, o de las ficciones que tanto nos gustan.
Debe ser que desde esta isla también quiero dar señales de vida:
La noticia más importante es que llevo el pelo largo. Me propongo dejarlo crecer más, tomarme una foto y al reverso en tinta china fechar un "Fui feliz en este pueblo".
Seguro antes de eso alguien a mano me cortará estas mechas. O seré yo.
El hecho es que hace unos días soñé con espejos vivos como ventanas, reflejando recuerdos enterrados. Bailaban en ellos nuestros fantasmas y las realidades que imaginamos.
Pero las esperanzas no son lo que uno cree sino todo lo contrario: un sueño es, sobre todo, la negación de un hecho.
No quiero repetirme, sólo provocar. Pienso que en el humo se podrá reconocer un patrón.