7.8.10

Foto

La sala mostraba un gusto cultivado en tradiciones victorianas y viajes. Sonaba a mar y olía a tierra. El té y la porcelana eran chinos. La luz de las ventanas quizás también. Los cuadros eran oscuros y las alfombras gruesas. El fuego distraía sin sofocar. Y en medio estaba ella, vespertina. Iba y venía con gracia, sin reparos ni zapatos, girando con los brazos abiertos. Espontánea decadencia jugando a seducir.